Los flamantes Galaxies rodaban por las calles de Ciudad Obregón exhibiendo la prosperidad de sus ocupantes.
La ciudad se sacudía su pasado rural y consolidaba sus aspiraciones de modernidad con la aparición de nuevas colonias urbanas, el incremento del tráfico vehicular y el desarrollo de las comunicaciones que permitían tener aquí, por fin, una repetidora del Canal 2 de Televisa. Eso ya era otra cosa y entre las consecuencias inmediatas, poco a poco fue penetrando la cultura del futbol y en la población local.
En los años setentas aparecieron los hippies locales, jóvenes despistados que imitaban, ellos, el aspecto desaliñado de los referentes americanos, y ellas, el estilo de pelo y vestido a la Janis Joplin.
La música de Santana, la fragancia de Pachouli y el olor a mota estaban en todas partes, mejor dicho: casi en todas partes, porque a final de cuentas la mayor parte de la sociedad local intentaba conservar las buenas costumbres y las reglas de convivencia heredadas de las décadas anteriores.
La foto captura un fragmento de aquella ciudad de los años setentas, y el detalle muestra a la primera catedral, la parada de camiones a Esperanza - Cócorit y el flamante Galaxie, por supuesto.
No se ven, pero se intuyen, la presencia de la concha acústica, el cine Cajeme y jóvenes con pantalones acampanados y greña larga.