La concha acústica es una referencia común entre los cajemenses que recuerdan su ciudad de antaño.
Destruida hace treinta años, aún permanece en la memoria de quienes pasearon por allí acompañados de la novia, en grupos de amigos o como asistentes a un evento político en honor de algún candidato a cualquier puesto.
Su amplia explanada era la delicia de los chamacos en patines y en una de las bancas que la rodeaban alguien durmió el dulce sueño de los justos, mientras un alcalde inflamaba su ronco pecho con sonoro discurso cívico.
Muchos usos tuvo la concha acústica, pero la verdad es que apenas si funcionó como el recinto cultural que habían soñado sus fundadores.
El otoño es una buena época para recordar la concha acústica y sus alrededores, incluyendo el edificio del Cine Cajeme, el del Imss y la estatua del Miguel Hidalgo y Costilla, que ahora se encuentra detrás de la Central Camionera.
PIES DE FOTO
Dos vistas de la concha acústica hace cuarenta años, aproximadamente.