Mira qué bello se veía el Palacio Municipal hace 60 años. No era tan antiguo como otros palacios pero tenía la fachada simétrica, de líneas rectas, que en su sencillez reflejaban el rostro urbano de Cd. Obregón.
Hay en esta imagen una apacible atmósfera de bienestar, de sueños cumplidos y optimismo alimentado por los frutos de la bonanza agrícola de los 50s.
Hay también una historia edificante, la del alcalde que construyó el Palacio cuando enfrentaba el asedio político del Gobernador.
De pueblo a ciudad
A fines de la década de los cuarenta Obregón era una ciudad lo suficientemente grande para contar con oficinas administrativas en un edificio propio, cómodo y funcional.
Tocó al presidente municipal Vicente Padilla Hernández (1946 – 1949) gestionar el crédito para la construcción del Palacio Municipal.
El crédito llegó del Gobierno del Estado y la obra se puso en marcha con un costo de poco más de medio millón de pesos.
Con esta obra y con el inicio del sistema de drenaje y agua potable, Padilla queda en la historia local como el alcalde que empezó la transformación de pueblo a ciudad en la antigua Cajeme.
El mérito será siempre de Padilla aunque a él no le tocó inaugurar el Palacio pues el entonces gobernador, Horacio Sobarzo, inconforme porque no había ganado su candidato para la presidencia municipal de Cajeme, trató de desconocer a las autoridades encabezadas por Padilla.
No logró este objetivo pues el pueblo cajemense defendió en forma vigorosa a sus autoridades. En venganza Sobarzo maniobró para aplazar la inauguración del Palacio Municipal hasta que llegara el siguiente alcalde.
Al final, Padilla no fue sustituido por un ayuntamiento formal sino por un concejo municipal presidido por el general Miguel Guerrero.