En la lucha por el poder en todos sus niveles y formas, se hacen valer cualquier y toda clase de argucias y armas. En estos avatares regularmente a quienes más se afectan, son aquellos quien ninguna responsabilidad tienen en ninguna de las partes en conflictos.
El desenlace de estos conflictos sea quien salga victorioso o salga derrotado deja huellas que necesariamente tendrán que ser parte de la historia, aunque en ocasiones por algunas razones estas tienden a perderse en el tiempo, si no se hace lo necesario para que estas queden bien fincadas.
En Ciudad Obregón, el antiguo pueblo de Cajeme, excepto las batallas en que hayan sido participe la etnia yaqui, emulando la canciones Joan Manuel Serrat, del Pueblo Blanco, muchos piensan que aquí ni por pasar ni pasó la Guerra, o pongámosle Revolución.
Sin embargo Cajeme arrastra con historias, que tal vez por desconocimiento las han echado al olvido y no se le da su debido lugar en memorial colectivo.
Tal es el caso de lo acontecido en el periodo post revolucionario y teniendo como actores a algunos de los principales hombres que llevaron a cabo esta Revolución. Entre ellos estarían los generales Plutarco Elías Calles y Fausto Topete Almada.
A pocos meses después de la muerte del general Álvaro Obregón, se decreta que el pueblo de Cajeme cambie de nombre por el del General Revolucionario.
Se dice que los obregonistas culpaban de este crimen a Elías Calles y a la vez el resabio y el resentimiento crecía en ellos a sabiendas que el poder político y económico de la nación estaba en juego, se proponían evitar que este continuara ejerciendo el poder ya fuera en su persona o a través de otros hombres fieles a él.
A raíz de esto, se gesta la llamada Guerra de Renovación o Rebelión Escobarista a través del manifiesto lanzado el 3 de Marzo de 1929 teniendo como actor principal al general José Gonzalo Escobar y como objetivo el evitar que el Plutarco Elías Calles siguiera en el poder ya fuera en su persona o a través de simulaciones
Fiel a su interés el Gobierno de la República, “ordena” al secretario de Guerra, el mismo Plutarco Elías Calles (que en realidad era el “JefeMáximo”), la inmediata sofocación de esta rebelión. Se dice que ese levantamiento solo tuvo duración de alrededor de tres meses.
AL cabildo de Cajeme llegó un emisario del Gobierno del Estado para plantear si este municipio estaba dispuesto a adherirse a esa rebelión o daban el apoyo a Elías Calles. El miedo, la prudencia o quizá la obediencia hizo que el municipio se pusiera de parte de la Rebelión, aunque solo participó con apoyo económico.
Elías Calles al tener noticia de que un fuerte numero de rebeldes se encontraba acampado en Ciudad Obregón, se dispone con todo su material bélico a acabar con ellos en el menor tiempo posible.
En la naciente ciudad en ese tiempo, la mayor parte de su población se concentraba en las calles Nayarit (hoy Miguel Alemán), Sinaloa, Morelos y Durazno (hoy 5 de Febrero).
El general Calles hace gala del poderío bélico, primeramente con su ejército de caballería y luego con su ejército aéreo.
Se cuenta que el 25 de abril, realizó la primera demostración de su fuerza aérea, bombardeando las afueras de la ciudad.
El miedo y el pánico hizo presa de los habitantes de la ciudad y algunos la abandonaron refugiándose en campos agrícolas.
Tal vez los militares contrarios a las fuerzas rebeldes de González Escobar y de Topete Almada no estuvieron conformes con esa demostración militar y al siguiente día, 26 de abril, volvieron a aparecer los aviones militares en el cielo cajemense, pero esta vez buscando el centro del pueblo.
Los aviones de guerra tripulados por los pilotos Pablo Sidar y Roberto Fierro surcaron el cielo de Ciudad Obregón ante el temor y miedo de sus habitantes. Sobrevolaban buscando un blanco y por alguna razón escogieron el centro de la ciudad y este fue el espacio de la manzana 14, esto es calle Sinaloa y Morelos (No Reelección).
La presa que buscaban los aviones de Elías Calles ya había abandonado la ciudad, eso derivó en que hoy, se cuente ese suceso en que solo se registraron estragos y daños en los edificios existentes en ese sector y no los de una gran tragedia, a excepción de algunas personas con heridas leves entre las que se encontraba el cónsul estadounidense.
Militar y políticamente Elías Calles resultó victorioso, en Cajeme empezó con la primera imposición en el cabildo en la persona del coronel Gustavo Dolores Cuevas y en el Estado como gobernador a su pariente Francisco S. Elías.