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Durante la década de los 40’s del siglo pasado, en el ámbito musical de New York, nace un género musical que marcó época, El bolero romántico, cuyo origen afroantillano impactaba también en el mundo del jazz, comenzaba a abrir sus alas en busca de balcones y despistadas Julietas. Los precursores de este género lo fueron los mexicanos Chucho Navarro, Alfredo Gil y el puertorriqueño Hernando Avilés con la conformación del trio los Panchos.
Una de las características de este trio es la inclusión de la guitarra requinto a la cual, por su afinación quedaría reservada para la adornada línea melódica de los puentes armónicos. La usanza tradicional en el son cubano era con guitarras de misma afinación, el “Güero Gil” mando hacer una guitarra de dimensiones más pequeña y cambió la afinación para lograr sonidos mas agudos de los normales.
En México, ya pasada la segunda guerra mundial con la modernización del espectro radiofónico, el romanticismo poético de la época dorada de Pardavé, Guty Cárdenas, Greever y Lara se transformaba en un romanticismo popular donde la palabra sencilla era común para el interprete y el escucha. La palabra amor dejaba de ser propiedad de los poetas y cualquiera podía cantar o componer lo que decía el alma sin recato y pecados estilísticos.
Los Panchos, Los Tres Ases, Los Caballeros, Los Dandys formaron la época musical del bolero romántico de las dos décadas posteriores, cayendo en el olvido comercial y resucitado con los Romances de Luis Miguel.
En provincia, hablando específicamente de Ciudad Obregón, existieron grandes tríos, cuartetos, solistas, hoy hablaremos de uno en especial, el Trio Los Paladines integrado por: Ubaldo Cornejo Vargas, Rito Zamora Encinas (Requinto) y Francisco Ramírez. El trio, ampliamente conocidos se formó a finales de los sesentas y fue protagonista de serenatas, bodas y demás donde el arte del romanticismo se apreciaba a sus anchas.
Dos de sus integrantes ya forman parte de la rondalla celestial, solo uno, (creo) Rito aún vive y solo les puedo decir: ¡Gracias! Trio Los Paladines, Rito, ¡por los buenos recuerdos musicales que nos brindaron tantas veces! Es Cuanto.
