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De baja estatura, cargando el equipaje de los tiempos, cansado por el arduo trajinar de la vida, conforme pasa el día y se viste de lentejuelas la noche, revive así el trovador y la guitarra tensa cuerdas para empezar su canto.
“Si la ves cancionero, vuelve pronto a mi rincón, y aunque mientas has feliz mi corazón, ven a decirme que me quiere todavía” Álvaro Carrillo.
El solitario guitarrista, quién sea, vive muchas veces el síndrome de “Garrik” sufre hacia dentro las vicisitudes de la vida, sus frustraciones, alegrías, desencantos y esto en cada canción agolpa recuerdos y entonces una lágrima asoma temerosa, tímida, mientras dentro una cascada desgarra el alma, y así y en cada heroína ajena musical se materializa la amada ausente o irreal.
Rudy Grajales lo conocí en los pasados años de mi juventud, allá por el Wakakari, con guitarra en la mano buscando como todos el sustento, con primavera sonando en radio, la gente lo buscaba para acompañar la serenata que arreglaría cualquier diferencia conyugal o motivara el sí ansiado de la amada que espera o desespera bajo el balcón o ventana.
Seguí su huella hasta los puntos más altos que da la vida artística y los vaivenes del destino; su amor, sus amores.
Tenía la fama asegurada, pero cayó en la trampa, encanto o embelezo que tiene las doncellas yaquis y sus embrujos ancestrales, y se quedó aquí entre las altas temperaturas que nos caracterizan e hizo su propia hoguera, su familia, la siembra de sus cantares y vio crecer las hermosas flores de su jardín arrulladas con sus cantos de amor.
Y cuando la guitarra calle para siempre, algún recuerdo enamorado por ahí dirá mi nombre, agradecido.
¿De dónde eres?
Era del D.F., la lagunilla me vio nacer en el año 1942 y allí pasé la primera parte de mi vida.
¿Cuándo llegas aquí, y por qué"
"Llegué aquí en 1972, acompañando a Roberto Philip Martínez, compositor por motivos de negocios relacionados con el espectáculo, traía en ese entonces el disco “Será por eso” y aproveché para promocionarlo y pues me quedé gracias a Dios.
¿De dónde viene el mote o apodo de “El Chupirul”?
"Es una anécdota muy agradable, el mejor de los trovadores en ese tiempo era Víctor Iturbe El Piruli” y pues la raza como contraparte, con las distancias referidas, la compañía me puso "El Chupirul” y así para adelante y hasta siempre".
¿Cuántos discos has grabado como Chupirul?
"Ocho LPs entre los que destacan los éxitos: “Primavera”, “Será por Eso” y “Cisne Blanco” entre otros.
¿Por qué Trovador"?
Me gusta más solo, que bien acompañado, y es que la individualidad es como un respeto a sí mismo, los sueños no se reparten, se viven, se sufren, también los éxitos, los fracasos.
¿Por dónde has regado tu canto?
He viajado, gracias a dios por todo Latinoamérica, especialmente Centroamérica y parte de la Unión Americana".
¿Qué lugar te ha gustado más?
"Ciudad Obregón y aquí quiero morir entre amigos, con mi guitarra y con el sol quemante del amor de mis queridas hijas".
Y así fue.
Nuestro buen amigo Rudy Grajales partió un 10 de enero del 2017,
Su recuerdo bien merece un lugar en la historia de Cajeme
