Hasta 1930 la educación pública no contaba con un plantel formal en Ciudad Obregón.
Salones improvisados debajo de tejabanes, con paredes de carrizo y adobe, techos de lámina, así eran los salones a los que asistían aquellos niños y niñas cuyos padres entendían la importancia de que sus hijos aprendieran a leer y escribir.
Fue precisamente en 1930 cuando se inaugura el primer plantel digno de ese nombre: La escuela primaria “Carlos M. Calleja”.
Desde entonces la “Calleja” ha sido uno de los planteles más importante de la ciudad; en sus aulas impartieron clases maestras y maestros que brillan en la historia local de la educación, como Carmen Sánchez Corral.
En la historia regional de la educación también dejaron huella, como en todo el país, las luchas magisteriales y los conflictos suscitados periódicamente por la política educativa del estado mexicano.
El laicismo y la “educación socialista” que impulsó el ministro Narciso Bassols durante el gobierno cardenista fue fielmente interpretado en esta ciudad por los maestros afiliados a la masonería, entre los más destacados por su entrega a la misión magisterial figuran Eusebio Montero Morales y su esposa Nohemí Villa.
La defensa de la educación religiosa, perseguida por el estado federal a fines de los veinte, estuvo a cargo de maestras que arriesgaron su trabajo y su vida en defensa de sus creencias religiosas. Las más notables fueron las hermanas Aurora y María Castelo Olivas.